Pensar el futuro

Construir/Destruir

Existe un momento a la hora de construir algo en el que ese algo se deshace de todo valor y es una nada en proceso a la nada. Un momento en que la lógica de nuestras acciones deja de tener sentido, propósito. Las motivaciones, las funciones, el aprendizaje son reducidos al absurdo.

¿Cómo puede construir un individuo sin destruir el mundo, su propia teología y destruirse una y otra vez a sí mismo? ¿Sin enfrentarse a la nada y salir indemne? Cuando las explicaciones divinas caen, cuando los intentos de lucha mueren, cuando los planes fallan, dejan restos.

Estos son intentos fallidos. Son símbolos de su propia avería, son constitutivos de un solo individuo pero buscan señalar el resquicio de un sinsentido mayor.

Cada ejercicio de construcción es una pugna de múltiples voluntades personales y externas. Cada intento de grandilocuencia suele estar al borde de un ejercicio de fracaso.

La densidad percibida por la mente es papel en el mundo y vacío para los otros ¿Dónde anclar la primera piedra si no es en función de lo real, de lo necesario? Esa piedra, sin lugar fijo, se vuelve un arma a disposición.

¿Cómo crear realmente? Anti-imaginación

Llegado el punto del absurdo ¿Valen de algo los restos?