Luego de la crisis económica del 2008, donde se evidenciaron las limitaciones
del actual sistema capitalista, algunos economistas radicales
pensaron en un nuevo proyecto político alternativo a los viejos ideales
progresistas. Este proyecto nace como respuesta a una serie de tendencias
mundiales -la automatización y el crecimiento económico dealgunos
países sin la creación de nuevos puestos laborales- y propone una
aceleraciónde los procesos de automatización del trabajo para llegar a su
abolición y a la instauraciónde una renta básica universal en la población.
Sin embargo, pareciera que las dinámicas ideológicas y sociales actuales
estuvieran constituidas para ignorar esa solución. ¿Es esta una falla colectiva
o es un problema de la propia subjetividad humana? Esa tensión
de uno fundiéndose imperfectamente con el otro parece dictar los fallidos
intentos de colectividad que nunca terminan de reconciliarse con el
individuo. Es fácil olvidar que un puño, un símbolo gremial, es parte de
un cuerpo individual y una herramienta de trabajo personal antes que la
representación de un colectivo.