Rafael Mayu Nolte


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El retorno del cometa Biela



Crisis Galería, 2018


Descargar Diario de Conrad B. Rallad

La máquina de Rallad



Hace algunos meses, en una playa desierta, se encontraron dibujos, documentos, figuras de fierro y una caja con circuitos, atribuidos al inventor inexistente (por lo que la historia puede comprobar) Conrad B. Rallad. Junto con estos objetos se halló su diario, que da pistas la posibilidad de todos estos fragmentos de ser un conjunto, una máquina que opera a un nivel cósmico para recuperar la violencia, algo perdido en su sociedad. ¿Pero por qué buscaría recuperar Rallad la violencia, si todos los días vemos con asombro como nuestro mundo carga con procesos de siglos de explotación, guerras masivas y también, con la simpleza de un asesinato, en una calle oscura, en el medio de la noche? Según él, sin ella se veía imposibilitado de crear algo nuevo.


Más extraña aún es la obsesión de Rallad con el cometa Biela, descubierto en 1772, estudiado por Wilhelm Von Biela en 1826 y desaparecido en 1852. Se presume que explotó y se disgregó en una lluvia de meteoros observada en 1877. Sea cual haya sido su destino final, ese mismo año se pensó que el cometa estaba en un trayecto de colisión directa con la Tierra y generaría un evento apocalíptico. Un notable grabado aparecido en una tira cómica chilena de la época da cuenta de ese temor. Pero Biela nunca retornó. Entonces, ¿qué avistó Rallad, regresando hacia la Tierra, guiado por su mecanismo imposible?


Como los meteoros de aquel difunto cometa, pensemos en los restos que se han recuperado de la máquina del inventor.


En primer lugar, dos piezas de fierro soldado de formas cósmicas, esqueléticas y derruidas por el paso del tiempo. El material sobrevive, pero la geometría vive como una idea cargada de sentido.


Los dibujos son de tres tipos: caricaturas, planos e imágenes poéticas. Las caricaturas presentan elementos simples: una persona, un libro, un par de orejas animales, una esfera en llamas y un polígono atravesando el papel en dirección descendente. Parecen partes de un todo, pero encajarlas es sería darles un sentido, una verdad. Los planos muestran objetos y manos, rodeados de explosiones, divisiones, direcciones y señalamientos, como queriendo transmitir un mensaje cuyo código es desconocido. Pero el código mismo parece tener una identidad, se rebela contra su función. Los poemas, por otro lado, son simples trazos lineales, esquemáticos, de armas. Algunas más concretas, otras ambiguas, algunas reales, funcionales; otras ficcionales, hipotéticas.


La deteriorada caja de metal, llena de circuitos y arena, encontrada semi-enterrada bajo los objetos, parece ser un vestigio de los intentos de Rallad de usar ciencia convencional; o tal vez una parte olvidada del funcionamiento de la máquina.


Lo más intrigante son los fragmentos encontrados en hojas sueltas, agrupadas con postales de paisajes suaves de la selva. Las citas, en ciertos niveles coherentes entre sí, en realidad son extractos de mensajes de grupos guerrilleros de diferentes espacios y tiempos de Latinoamérica (para más información ver el Centro de Documentación de los Movimientos Armados, www.cedema.org). Grupos que Rallad no podría haber conocido, ¿o sí? Su agrupación se divide entre métodos, declaraciones y reflexiones que van desde lo introspectivo hasta la formalidad pública. Los paisajes, aparentemente desconectados, parecen bellos inocentemente frente al lenguaje que preceden. Pero, ¿qué diferencia la belleza de este paisaje natural frente a la belleza de un poema de lucha?


Entonces, de los restos que nos llegan de Rallad, pensemos en esa máquina, un motor que excede la lógica y la realidad, que actúa, según él, sobre el universo mismo, con el cometa como señal ¿Qué estaba detrás de la obsesión de Conrad con la creación?, Tal vez no era completamente egoísta, pero definitivamente era bastante burguesa en su abstracción.


Así como, para imaginar su funcionamiento, tenemos que llevar a la máquina a un pasado indeterminado en donde todas las piezas actuaban juntas, podríamos pensar en cómo reunir esos fragmentos en el futuro, para reconstruir esa potencia perdida.


¿Pudo Rallad haber logrado su objetivo?


Rafael Mayu Nolte